El japonés se levanta sobre los principios de igualdad de oportunidades en su Sistema Educativo, de formar ciudadanos pacíficos y democráticos, y en una Educación libre de vinculaciones políticas y religiosas. Una característica del sistema japonés es el papel primordial que detenta el Estado desde siempre en todo el sistema educativo, eso sí, en un diálogo intenso con docentes, centros y especialistas. Por último, antes de pasar a hablar del sistema en sí mismo, debemos comprender que los japoneses entienden la educación como una garantía de futuro y de éxito socio-económico, de ahí se deriva la entrega total de la familia en la Educación de sus miembros, y la enorme presión social ejercida sobre los estudiantes para la consecución del mejor expediente académico.
Una vez vistas estas características introductorias podemos analizar el mundo de las Escuelas y de los Programas de Estudios.
Respecto al calendario y al horario escolar existen dos modalidades (véase figura 1), aunque predomina el modelo trimestral, algunos centros siguen un programa semestral. Existe un mayor debate en torno a la semana lectiva, ya que tradicionalmente era de seis días (de lunes a sábado), pero en 2002 un decreto del gobierno permitió reducirla a cinco. El cambio fue aceptado por la escuela pública, mientras que las privadas siguieron con el modelo tradicional, aunque es cierto que en los últimos años algunos centros públicos vuelven al sistema anterior con un permiso especial del gobierno, con el fin de tener más tiempo para cubrir el temario y las asignaturas necesarias para el “éxito” de sus alumnos. Todo ello en un horario que, por norma general, comienza a las 08:00 y termina a las 16:00, que además se ve completado por actividades de refuerzo en los estudios, como escuelas de tutoría y preparación de exámenes.
Como vemos, se trata de un horario largo e intensivo, que se inicia con una sesión de gimnasia y en él entran también horas de servicio, alimentación y limpieza, de tal manera que en la escuela no sólo se enseña, sino que también se educa y forma a los buenos ciudadanos. Todo ello, en unas clases formadas por unos 40-45 alumnos.
De una manera estructural el sistema nipón se organiza en distritos cerrados, es decir, por cada zona el alumno tiene un centro de referencia elemental, aunque los profesores, al contrario de los alumnos, sí que gozan de cierta movilidad. A partir del siguiente gráfico, muy sencillo, veremos la organización del sistema educativo.
La Educación preescolar (0-6 años) no es obligatoria, de ahí que el sector esté dominado por el ámbito privado (lo mismo que ocurre con las universidades), frente al absoluto predomino de lo público en el resto del sistema educativo. La diferencia entre la guardería y el jardín de infancia radica en la instrucción impartida al niño, bien centrada en juegos, o ya en un plano más mental y cognitivo.
En la escuela primaria comienza la educación obligatoria, y se hace hincapié en los conocimientos considerados fundamentales, como son la lengua (japonesa y china), las matemáticas, y en tercer curso las ciencias, junto a tareas del hogar y de educación moral. Además, a partir de un porcentaje variable de alumnos que dictamina el centro con aprobación ministerial, podrán segregarse grupos de competencia, es decir, con ello se prima a los alumnos más aventajados. Ya en secundaria, el sistema se divide en dos ciclos de tres años, elemental y superior, al final de los cuales el alumno deberá superar un examen. En el primer nivel destacamos que los jóvenes japoneses se instruyen ya en artes industriales y en el trabajo del hogar, mientras que en el segundo lo hacen en economía doméstica, en este nivel también existen unos cursos vocacionales, para alumnos más competentes, que dependen de cada centro. Además, en la superior el curso no se rige por años académicos, sino por créditos, algo similar a lo que vivimos en nuestras universidades.